"No es ninguna novedad, entonces, lo que estoy predicando; no es una nueva doctrina. Amo proclamar aquellas grandes doctrinas antiguas apodadas Calvinismo, pero que son verdaderamente la verdad revelada de Dios, tal como es en Cristo Jesús" Charles Spurgeon

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jueves, 26 de diciembre de 2013

JUDAS
HECHOS DE LOS APÓSTATAS
INTRODUCCIÓN
La carta de Judas (No el Iscariote, sino uno de los cuatro medio hermanos de Jesús Mt 13:55; Mr. 6:3), se escribió en un tiempo donde el cristianismo se encontraba bajo un severo ataque político por Roma y donde la apostasía (Deserción de la fe bíblica v3, 17) anunciada por Pedro (2P 2:1) se infiltraba en la iglesia agresivamente por ministros carismáticos y populares que ganaban muchos adeptos. Judas es el grito de guerra de la única carta del Nuevo Testamento dedicada exclusivamente a la guerra contra la apostasía moral y espiritual (vers. 3-4, 17-18); es el único libro del NT enfocado exclusivamente a confrontar la apostasía. Un verdadero ministro de la Palabra es la persona que ama la verdad, enseña la verdad y guía a la verdad (Mt 22:16; cf. Mr. 12:32), un falso ministro es la persona que ama el error (2Ti 3:1-5), enseña el error (Ef. 4:14) y guía al error (Mt 15:14). Jesucristo llama al cristiano a guardarse de los falsos maestros (Mt 7:15).
I. CARACTERÍSTICAS DE LOS FALSOS MINISTROS
A.  Entran encubiertamente (v4a; cf. Mt 7:15).
Entran sigilosa e ilícitamente. 2P 2:1: “Introduciendo encubiertamente herejías de perdición.”. En gr. “pareisdyein”- es una palabra muy expresiva. Se usa de las palabras halagüeñas y seductoras de un contendiente astuto que se filtran gradualmente en el interior de las mentes. Los nuevos “apóstoles” y “maestros” no fueron «llamados». Su trabajo es anónimo («algunos hombres»), se han infiltrado, vienen como ladrones. No están autorizados públicamente en la comunidad. Quien quiere enseñar en la Iglesia, debe justificar su misión.
B.  Convierten en libertinaje la gracia de Dios (v4d; cf. Ro 6:1-2).
La palabra libertinaje se refiere a la falta de reverencia a la voluntad de Dios y al falso uso de la libertad cristiana (Gá 5:13–23). La mayor parte de la gente trata de ocultar sus pecados; tienen suficiente respeto a la decencia como para arriesgarse a que se los descubra. Pero el gr. “aselgués” es el que ha perdido hasta tal punto la vergüenza que no le importa que se conozcan sus crímenes.
C.  Niegan a Dios y al Señor Jesucristo (v4e,f; cf. 1Jn 2:22).
No es una negación de su existencia sino una negación de alguna parte de la obra o persona de Dios. Judas enfatiza la doctrina de la soberanía, tal vez este un aspecto de la negación. Este título (gr. despótes) se refiere al jefe de familia o dueño que tiene autoridad absoluta. Se usa para Dios el Padre en Lc 2:29 y Hch 4:24. En este vers., este título junto con el de Señor, enfatizan la soberanía y deidad de Jesucristo.
D.  Mancillan la carne (v8 b; cf. 2P 2:10).
Judas los compara con los hombres malvados con los falsos profetas a los que la Escritura condena. Deu 13:1-5 establece lo que se ha de hacer con «un profeta o soñador de sueños» que corrompa y aparte al pueblo de su lealtad a Dios. El mensaje de ellos, la carne era totalmente mala, y por tanto no tenía ninguna importancia; así es que los instintos del cuerpo se podían satisfacer sin ningún control. Mancillan la carne es una referencia a la conducta de estos hombres que siguen un comportamiento inmoral paralelo al de los habitantes de Sodoma y Gomorra (v7).
E.  Rechazan la autoridad (v8d; cf. Jn 12:48; Stg 4:7; 1P 2:13-14).
Autoridad (gr. kuriotes) posiblemente se refiere a la autoridad de Dios (kurios es “Señor”).
F.   Blasfeman de las potestades superiores (v8e; cf. Ro 13:7; 1Ti 6:3-4).
2P 2:10“Atrevidos y contumaces, no temen decir mal de las potestades superiores,” indica una actitud de rebelión contra la autoridad divina o a las glorias de Cristo (es decir, su exaltada posición, sus obras y sus declaraciones).
G.  Blasfeman de lo que no conocen (v10; cf. 1Ti 1:5-7,18-20).
Los falsos maestros decían que poseían conocimiento secreto que les confería autoridad. Su "conocimiento" de Dios era esotérico, místico fuera de las Escrituras, aludían que iba más allá de la comprensión humana. El griego por el primer “conocen” denota conocimiento hondo; el segundo “conocen” es meramente de percepción de los “sentidos y facultades animales.”
H.  Se corrompen en las cosas que conocen (v10; cf. Ro 1:18-32).
De ese modo llegan a su caída al permitir que los domine su parte física, tal como sucede con los animales.
I.     Murmuran y se quejan (v16; cf. 1Co 10:10).
Estos se quejan contra Dios y sus caminos (cf. Exo. 16:2-12; 17:3; 1Cor. 10:10). Esta conducta fue característica de Israel en el desierto. Todo lo critican (BJ, “descontentos de su suerte”) significa lit. “a los que echan la culpa a su suerte”. Son personas disgustadas con los caminos de verdad y justicia de Dios porque quieren cumplir sus propios malos deseos. Su boca habla arrogancias (DHH, “hablan con jactancia”) cuando no tienen razón o derecho para hacerlo (la misma palabra se usa en 2Ped. 2:18) y viven adulando a las personas (lit. “admiran las apariencias”) simplemente por lo que puedan sacar en recompensa. Tal conducta es muy diferente de la de Dios (Hch 10:34; Stg. 2:1-7).
J.   Andan según sus propios deseos (v16, 18; cf. Ro 8:7-8).
La causa de sus murmuraciones y querellas es la insaciabilidad inquieta de sus deseos.
K.  Hablan cosas infladas (v16; cf. Col 2:8; 2Ti 2:16).
Mientras hablan “soberbias”, son en realidad bajos y aduladores hacia los ricos y prestigiosos.
L.   Causan divisiones (v19; cf. Ro 16:17; Ti 3:10).
Los falsos maestros querían sacar sus opiniones de la doctrina recibida. Para esto se servían de un arte racional muy refinado. Delimitan un concepto frente a otro, distinguen dos significados, luchan con palabras vacías e introducen de contrabando sus opiniones en el depósito de la fe.
M. No tienen al Espíritu (v19; cf. Ro 8:9).
En el hombre animal y natural, el espíritu, su parte superior, que debe ser el recipiente del Espíritu Santo, no lo es; y por tanto, su espíritu, no estando en condición normal, se dice que no tiene espíritu (Jn 3:5-6). En el cumplimiento de la redención las partes del hombre redimido estarán colocadas en su debida relación: mientras que en los impíos, el alma separada del espíritu tendrá para siempre la vida animal sin la unión con Dios y el cielo.

II. ANALOGÍA DE LOS FALSOS MINISTROS
A.  Son manchas en vuestros ágapes (vs. 12).
La palabra “manchas” se traduce de la palabra griega (spilades), que significa correctamente “roca”. La idea es rocas escondidas en el mar que causan naufragio.1 Estos falsos maestros eran tropiezo para la fe y la comunión cristiana.
B.  Son pastores que se apacientan a sí mismos (12).
El propósito de estos falsos maestros no era servir al rebaño, sino a sus propios vientres (Ro 16:18; cf. Ez 34).
C.  Son nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos (12)
Las nubes sin agua eran una decepción terrible para la gente que necesitaba la lluvia. Igualmente los falsos maestros eran un engaño y una decepción. Aparentaban portar la verdad del Evangelio pero estaban destituidos de ella. Además, eran inconstantes como las nubes vacías que el viento mueve con facilidad.
D.  Son árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados (12)
A diferencia de los árboles que dan frutos en otoño, los falsos maestros carecían de fruto práctico y doctrinal bueno. Estaban completamente muertos en un aspecto espiritual (cf. He 6:4-6).
E.  Son fieras ondas del mar, que espuman su propia vergüenza (13)
Como las olas del mar que arrastran basura a la orilla, así estos falsos maestros arrojaban la inmundicia de sus corazones (cf. Is 57:20).
F.   Son estrellas errantes (13).
Como “estrellas” que no siguen un curso regular, estos falsos maestros aparentaban emitir luz pero no servían para guiar a nadie.

III. RETRIBUCIÓN Y DESTINO DE LOS FALSOS MINISTROS
La carta de Judas señala, sin lugar a la duda, cual es el destino de los extraviados que extravían a otros:
A.  Están destinados a condenación (vs. 4).
B.  Están destinados a destrucción (vs. 5).
C.  Están destinados a la ira del juicio (vs. 6,15).

D.  Están destinados al sufrimiento del fuego eterno (vs. 7).

CONCLUSIÓN
El creyente tiene en este tiempo de apostasía un compromiso con la verdad, si es verdaderamente miembro de la iglesia que es columna y baluarte de la verdad, expresado en:
A.  Defender ardientemente la fe (vs. 3).
B.  Convencer al que duda (vs. 22).
C.  Rescatar al extraviado (vs. 23).
D.  Aborrecer la impiedad (vs. 23).
E.  Mantenerse firme y santo (vs. 24).